Mucho más que una voz
Un mar de flores, quinto trabajo discográfico de Lorena Astudillo, la encuentra en la plenitud de su carrera en la música. Folklore de la región hecho con pasión, talento y profesionalismo.
Por: Carlos Salatino para Tiempo Argentino
El quinto trabajo discográfico de la cantante Lorena Astudillo la encuentra en un momento en el que a su labor como intérprete le suma su madurez como autora y compositora. Un mar de flores representa un paso muy importante en la carrera de esta artista ya que la intérprete compuso la gran mayoría de las canciones que conforman este álbum.
Poseedora de una gran versatilidad a la hora de abordar distintos géneros que tienen que ver esencialmente con los folklores de nuestra región, Astudillo muestra su gran calidad como compositora en obras como la potente e impactante vidala bagualera «Ollita de barro», canción que abre el disco. Su exquisita calidad interpretativa le permite transitar también climas más calmos como los que se registran en «Zamba para mis hermanos» o «Zamba del arribeño», de Néstor Soria y Juan Falú, en las que los aires campestres encuentran en su voz el vehículo ideal para transmitir sus imágenes.
En la chacarera «La sin nombre», la participación en piano y arreglos de Eduardo Spinassi le adiciona vitalidad a la firme interpretación de la cantante, en tanto que el delicado huayno «La verdad» ofrece un remanso sonoro por medio de una letra con tono esperanzador. En «Primavera» la interpretación de Astudillo es acunada por el piano y el arreglo de Pablo Fraguela, el cello de Claudia Sereni y el violín de Ramiro Gallo, y prepara el camino para la sensible historia de «Doña Clara», una canción dedicada a «nuestras abuelas que sobreviviéndole a todo, enternecen las calles y plazas de Buenos Aires». El candombe «Libre de culpa y cargo» suma calor al disco, con la participación de Hugo Fattoruso en voz, teclado y tambor chico, Daniel Maza en bajo y tambor piano y Jorge Giuliano en guitarra, quienes aportan ritmo montevideano a un tema con sonoridades contemporáneas. La siempre conmovedora «Quedándote o yéndote», con letra de Eduardo Martí y música de Luis Alberto Spinetta resulta un delicado homenaje a este último, en el que el piano de Fraguela colorea la calidez que la cantante le brinda a la canción. «Calma» continúa con el aire sensible de algunos temas del álbum, en tanto que la participación de Rudy y Niní Flores le otorgan el aire litoraleño a «Mi chamamecito». «De tanto esperar» (canción para nuestros hijos) con Lilian Saba como invitada en el piano, el candombe «Déjalo ir», el tango «El superado» (con el acompañamiento del Quinteto La Grela) y «El arte de los oficios» (otro candombe con el que se cierra la placa) muestran la versatilidad de Astudillo no sólo como cantante, sino también como compositora, al permitirse abordar diferentes géneros y estilos musicales. En todos ellos, la cantante apunta por medio de sus letras, su mirada sobre temas cotidianos del universo de la mujer tanto en lo existencial como en lo que le toca vivir en relación a lo personal o lo social.
Su búsqueda encuentra en Un mar de flores un campo de expresión en el que, como dice la cantante, se permitió la libertad de volar sin restricciones. Y el resultado lo demuestra. «
Fuente: Tiempo Argentino